Convencidos de que el desarrollo no debe ser un privilegio, sino un derecho, se impulsó la creación de un modelo de negocio de impacto social, orientado al cierre de brechas de infraestructura en el Perú, empezando por lo esencial: la energía.​ Este modelo redefine la manera de generar valor en el país: busca la sostenibilidad económica, pero también el impacto social y ambiental, asegurando que cada inversión contribuya directamente al bienestar de las personas y a la protección del entorno.

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Con ese propósito, se conformó un equipo de socios y profesionales comprometidos con una meta común: llevar luz donde antes solo había oscuridad. Así nació la iniciativa de desarrollar un proyecto de electrificación rural sostenible, que no se limite a instalar paneles solares, sino que genere oportunidades, esperanza y progreso duradero en los territorios más alejados del Perú.

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Durante su etapa inicial, el equipo investigó, planificó y evaluó diversas alternativas tecnológicas, optando por sistemas fotovoltaicos autónomos de alto rendimiento, capaces de operar en zonas de difícil acceso. El verdadero punto de inflexión llegó con la incorporación de tecnología de punta y análisis geoespacial, herramientas que permitieron identificar con precisión las viviendas y comunidades beneficiarias, garantizando que cada instalación responda a una necesidad real y prioritaria. RenovaVida no nació únicamente como un proyecto técnico, sino como una iniciativa con visión humana y solidaria, destinada a conectar la energía con el desarrollo, la tecnología con el territorio y el progreso con la dignidad.

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Hoy, cada familia que enciende una bombilla por primera vez, cada niño que puede estudiar de noche y cada mujer que impulsa un nuevo emprendimiento, nos recuerda nuestra razón de ser: iluminar caminos, inspirar cambios y transformar la vida de las comunidades del Perú